Medellín (verde)
Medellín (verde)

Medellín (verde)

Medellín es como la mujer de tus sueños. Hijueputa hermosa. Te atrapa y te vuelve loco. Te seduce y te jode. Como una Paisa. Se deja admirar desde todos los ángulos posibles. Desde lo alto del cerro de los tres cruces, desde las terrazas de la comuna 13, desde el barrio popular de Santo Domingo o desde la Catedral de Pablo en Envigado. La observas, la descubres y te enamoras cada vez más. El paisaje, el valle, la vegetación. La rumba, la droga y el engaño. Medellín no es para todxs. Es como una mujer indomable, fascinante y al mismo tiempo peligrosa. Podes quemarte, sobre todo al principio, cuando aún no conoces las reglas del juego. Quedas fascinado por su belleza. Es un rato y estás jodido. Los Paisa son muy trabajadores, pero sobre todo vendedores fenomenales. Todo está en su acento, en su tono, tan afable, amable y cautivador. Lo que sale de la boca de las Paisa no es voz, sino un canto de las sirenas. Hipnótico. Seductor. Tentador. No conozco a nadie que haya podido salvarse. Medellín te enamora en una noche y te traiciona la mañana siguiente. Pero una vez que entendes el truco la disfrutas. Empezas a tomar, a bailar, a soltarte. Aquí la gente se parcha y disfruta. <<Parchar>> significa <<pasarla bien juntos>> y sintetiza la esencia de la cultura paisa. Aquí en Medellín no hacen falta muchas cosas para disfrutar de la vida. Basta un ron y un poco de reggaeton. O un aguardiente y un vallenato. Un fútbol mañanero o una vueltica por Provenza. Una excursión por los cerros o una escapada a Guatapé. Una bandeja paisa o una empanada frita. 

En Medellín te asombra el calor de la gente. En poco tiempo te volves adicto a eso. Aprendes a valorar la sencillez y la tranquilidad de las personas, a vivir más relajado. Te enamoras de los colores. Disfrutas de la sabrosura. Te entregas a la lujuria de la noche. Simplemente te dejas llevar.